El Producto Interno Bruto (PIB) es un indicador macroeconómico que mide la riqueza de un país, conceptualmente es la suma del valor de todos los bienes y servicios finales producidos en una economía durante un periodo de tiempo determinado. En este sentido, el Inegi dio a conocer que la economía mexicana creció 3.0 % a tasa anual en el 2022 y que en el 2021 se expandió 5.5 %.
Estos resultados, junto a la apreciación del Tipo de Cambio, son utilizados por quienes, por interés político o ignorancia, los destacan como indicadores del buen desempeño de la gestión de López Obrador, pero nada más alejado de la realidad.
Se les olvida que en el 2020, por el mal manejo de la pandemia del covid-19, la economía mexicana se desplomó -8.2 %, lo que derivó en la peor crisis económica de los últimos 90 años, expresado con esas palabras por el secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), además, en el 2019 y sin pandemia, la economía se contrajo -0.2 %.
Esto significa que, en los primeros 4 años de esta administración federal, el crecimiento promedio anual es del 0.0 % comparado con la meta del Plan Nacional de Desarrollo (PED) 2019-2024 es que México crezca al 4 % anual e incluso en campaña, la promesa era crecer al 6 %.
Si la economía de un país no crece, eso implica mayor incertidumbre social, política y económica, es decir, cierre de empresas, aumento en los precios, más desempleo, menor calidad de vida de las familias, mayor delincuencia, menor consumo y disminución de los ingresos tributarios, entre otras consecuencias negativas.
Eso por eso que los ideólogos de la 4T inventaron la frase de “los otros datos”, porque con los datos duros sencillamente no les daban, es como si con esa frase se inventaran una realidad alternativa y fantasiosa, pero atractiva para sus seguidores.
En pesos y centavos reales, hoy, el PIB de México es más pequeño que el PIB que había en el 2018 cuando AMLO tomó protesta. Asimismo, si lo comparamos con otros sexenios, AMLO queda muy mal parado, por ejemplo, con Enrique Peña Nieto, el crecimiento promedio anual fue del 2.4 %, es decir, durante los 6 años crecimos en promedio 2.4 % anual.
Con Felipe Calderón, el crecimiento fue de 1.7 % anual, aún con la crisis inmobiliaria de Estados Unidos del 2008 y la gran recesión mundial del 2008-2013.
Con Vicente Fox, el crecimiento económico fue de 2.0 % anual, a pesar de la crisis del “Puntocom” (empresas vinculadas al internet) que duró de 1999 al 2003 y la crisis argentina del 2001.
Con Ernesto Zedillo Ponce de León, el crecimiento fue del 3.3 % promedio anual, aún con la crisis económica de 1994-95, la crisis financiera asiática de 1997 y la crisis rusa en 1998.
Eso significa que a cada presidente le ha tocado enfrentar diversas circunstancias y crisis, pero aun así, no han evadido su responsabilidad culpando a otros gobiernos.
En este último tercio de su gestión, López Obrador se encamina a un sexenio perdido, como fue el de Miguel de la Madrid Hurtado, quien en aquellos tiempos prometía “no dejaré que el país se me deshaga entre mis manos”.
Para concluir y a propósito de que hace 2 años AMLO propuso medir la felicidad, porque como ya vimos los datos del PIB no le dan… según el Índice Mundial de la Felicidad que elabora la ONU, en el 2018, los mexicanos ocupábamos el lugar 24 entre los ciudadanos más felices del mundo y para el 2022 nos desplomamos hasta el lugar 46, “así que ni crecimiento ni felicidad”.
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Por eso le pregunto, estimado lector:
En su economía personal, en sus ingresos y gastos familiares, ¿cómo percibe estos 4 años de AMLO?
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